Trodat Digital Seal: “Un paso adelante” como promesa cumplida
1 de Abril de 2006 - numero_18
Hay tantos eslogans como compañías, muchos de ellos rimbombantes, algunos incluso son muy fáciles de recordar y repetir. No todos, sin embargo, están tan cargados de sentido y compromiso como el de la compañía austríaca Trodat.
No haremos ahora –lo hemos hecho en otra ocasión– una historia de esta empresa fundada en 1912. Destacaremos si, el compromiso constante con la innovación que ha hecho que, como decía el poeta español, siempre “haga camino al andar”, descubriendo nuevos espacios, haciendo realidad su promesa de estar siempre “un paso adelante”
El Trodat Digital Seal, es un producto sencillamente excepcional. Es, quizás, por nuestra poca información en este tipo de productos, mas difícil de explicar que de usar. Es, sin más, una solución de software, que instalada en su computador como si fuera una impresora más, permite “sellar” digitalmente un documento. Supongamos que tiene una carta generada en un procesador de texto, para aplicar el sello sólo tiene que seguir el camino: archivo€imprimir€Trodat Digital Seal.
Quien recibe el documento sellado digitalmente, solamente tiene que hacer “click” sobre el sello y un servidor Internet, controlado por Trodat, lo verifica e informa si el sello es auténtico y, además, si se ha modificado el documento. Un simple espacio que no constaba en el documento original, invalida la verificación y el documento es clasificado como “no auténtico”.
Nuestra natural desconfianza a lo que no conocemos, puede llevarnos a pensar: “quien me garantiza que esto funciona bien, prefiero un documento firmado y sellado como lo hemos hecho siempre”. Las agencias de seguridad más importantes del mundo, con miles de ingenieros expertos en verificación y autentificación de datos no piensan lo mismo. Para muestra un botón: un 20% de los cheques emitidos manualmente y verificados visualmente, no pasan una prueba de seguridad exhaustiva. La posibilidad de error en el tráfico manual de documentos es altísima.
El error en un sello digital es prácticamente inexistente. Para ser justos, el desarrollo de Trodat, no parte de la nada. Está inspirado en el diseño de los sistemas de criptografía de clave pública que tienen más de treinta años de desarrollo. Estos sistemas funcionan con dos “llaves” lógicas. Una es pública y puede residir en un servidor. La otra, privada, está sólo en poder del dueño (en el software del usuario y protegida con contraseña). Al codificar un documento, usando la “llave privada”, la clave o “llave pública”, su contraparte, puede abrirlo y validarlo. Al decir “codificar” estamos aludiendo a un proceso por el cual el software criptográfico “lee” al documento original y genera, mediante la llave privada, un código único. Este último, que no necesariamente está visible para el usuario, es leído gracias a la “llave publica” y comparado con el documento que lo originó. Un solo punto o espacio que se cambie en el documento original lo invalida.
Trodat ha transformado, lo que hasta este momento era patrimonio casi exclusivo de expertos, en un producto simple de usar que tiene el nivel de seguridad que requieren las instituciones más exigentes.
El producto austríaco, de amplio uso en su país de origen en instituciones oficiales, viene con complementos que ayudan a generar un marco con seguridad de alto nivel. Este es el caso, para citar un ejemplo, del Trodat Digital Pen. Éste, es un lápiz digital que registra firmas tradicionales, guardando detalles que van mas allá de lo visual como la secuencia de movimiento o velocidad al escribir. Posteriormente, puede reconocerse una firma con mucha mayor precisión que la que nos brinda la percepción visual, o la pericia caligráfica.
Con esta capacidad para innovar, no nos debiera sorprender que esta compañía, en cien años más, tenga productos dirigidos al espacio exterior o sellos que están conectados directamente al sistema nervioso central. Parecen divagaciones pero, lo que hace Trodat hoy, solo era posible imaginarlo como ciencia ficción en 1912, cuando sus fundadores dieron el “primer paso adelante”.