Los japoneses dependen cada vez más de China para apuntalar su economía
23 de Agosto de 2010 - Destacados
Las empresas niponas buscan consumidores chinos para sus productos mientras en los baños termales y parques temáticos esperan que los turistas chinos vayan a gastar
Ahora que China parece eclipsar a Japón como la segunda economía del mundo, los japoneses comienzan a aceptar su creciente dependencia del país vecino en términos de trabajadores y consumidores.
Cada verano, Kawakami-mura, un pueblo al oeste de Tokio, se transforma en el hogar temporario de cerca de 700 jóvenes chinos que ayudan a los granjeros locales a plantar y cosechar lechugas. Tanto allí como en otras áreas de Japón, los productores dependen de estos trabajadores itinerantes, aunque no hablan bien el idioma local porque la mayor parte de ellos viene de China.
Por otra parte, en las calles de los distritos de compras de Tokio, se ven cada vez con más frecuencia grandes grupos de turistas chinos frente a las boutiques y las tiendas de productos electrónicos que venden con descuento. Muchos de ellos utilizan la Ginren, una tarjeta de crédito china que se ha convertido en una importante fuente de facturación en muchas tiendas de la capital japonesa.
Los jóvenes trabajadores de Kawakami-mura y los turistas consumidores de Tokio son apenas dos de las señales que indican la creciente dependencia de China con la que los japoneses buscan apuntalar su debilitada economía.
Japón, que en otros tiempos era el indiscutido gigante económico de Asia, recurre cada vez más a su vecino, no sólo como una base de manufactura, sino también en busca de consumidores para sus mercaderías y servicios, y también como fuente de mano de obra en sectores que abarcan desde la agricultura a la fabricación de indumentaria.
Las empresas japonesas, que solían concentrarse en su próspero mercado interno, ahora cruzan el Mar de Japón en busca de clientes más dispuestos a gastar que los locales, mientras sus escuelas, baños termales y parques temáticos esperan que los chinos vengan a su vez a gastar en Japón.
Esta dependencia apunta a un cambio en las relaciones económicas que eventualmente influirá sobre los lazos diplomáticos entre ambos países y alterará el equilibrio del poder político en la región de más rápido crecimiento económico del planeta.
Hace apenas cinco años, Beijing era uno de los países que más ayuda para el desarrollo recibía de Tokio, y esto contribuyó a financiar la construcción de aeropuertos y carreteras. En cambio ahora, China desplazó a Japón de la posición que mantuvo durante 40 años como la segunda economía del mundo detrás de EE.UU.
Debido a que el crecimiento se desaceleró inesperadamente en Japón en los tres meses a junio, el Producto Bruto Interno de China, con u$s 1,33 billones, superó al japonés, que llegó a u$s 1,288 billones, según informó la oficina del Gabinete de Japón.
Pese a la amenaza competitiva de China, los líderes políticos, empresariales y académicos nipones no parecen preocuparse por el inexorable crecimiento del país vecino. “En los años 90, se temía que China superara a Japón en todos los aspectos”, dijo Akira Kojima, del Centro Japonés para la Investigación Económica. Pero ahora la opinión de consenso es que, dado el envejecimiento de la sociedad japonesa, China, con su enorme población y sus ingresos en alza, es la mejor esperanza de bienestar para Japón.
Fuente: El Cronista