“La innovación en la empresa es un proceso que se puede gestionar”
6 de Septiembre de 2010 - Destacados
Para innovar, lo primero que hay que tener claro es que su importancia radica en que genera valor para la empresa. Lo segundo, es que a veces puede conducir a caminos sin salida, es decir, que los intentos por desarrollar innovaciones pueden quedar en la nada. Y lo tercero, que es necesario demostrar a toda la organización, con acciones concretas, que se está apostando por la innovación como una estrategia más de negocios.
Con esos axiomas presentes, se debe enfrentar a la innovación no como un momento de “inspiración mágica”, sino como un proceso que, como tal, puede ser gestionado y sujeto a métricas para evaluar su desempeño, tal como se hace con cualquier otro proceso de la empresa, sostiene Antonio Dávila, académico del IESE que estuvo de visita en Chile en el marco del Programa de Emprendimiento Corporativo que ejecuta Octantis con InnovaChile de Corfo.
Por etapas
Dávila explica que al ser un proceso, la empresa debe entonces identificar o implementar las etapas para desarrollar las ideas que surjan al interior de la organización. El académico identifica tres fases:
1. Estimulación: hay que generar los mecanismos y espacios para estimular a sus empleados a generar ideas. “Salirse de la rutina, que en los grupos de trabajo se reúna gente de diversas áreas y distintos cargos, estar en contacto con entornos innovadores”, ejemplifica.
2. Selección: debe existir un sistema tal que, primero, asegure que la idea llegue a la alta dirección y, segundo, que las personas sepan que tendrán el apoyo necesario para desarrollarla. Y en eso, dice Dávila, más importante que el dinero, es que la empresa debe ser lo suficientemente flexible como para dar tiempo para desarrollar la idea (no fuera del horario de trabajo habitual).
3. Ejecución: dependerá de si la innovación es incremental, como desarrollo de nuevos productos, para lo cual las empresas tienen procesos bastante estandarizados, o radical. En este caso, habrá que “gestionar la ignorancia”, es decir, hacer experimentos para resolver las incertidumbres que hay alrededor de la innovación en base a incorporar información.
Autora: Carmen Mieres G.- Fuente: Diario Financiero – Chile