Para Stiglitz sería poco sensato confiar en la RF
20 de Octubre de 2010 - Destacados
“Ciertos círculos sostienen que la política monetaria es mejor instrumento que la política fiscal, por ser más previsible, rápida, sin adversas consecuencias a largo plazo, como el endeudamiento. No es así”, afirma Joseph Stiglitz, Nobel 2001.
“De hecho, algunos de esta facción apoyan la idea tanto que aprueban recientes esquemas europeos de austeridad. Arguyen que, sin importar cómo, si surgen efectos negativos, siempre podrán corregirse por vía monetaria. Pero, cualesquiera sean lo meritos generales de esa posición, carece de sentido en las presentes circunstancias”.
Hace unos veinticinco años, “los partidarios de esas políticas creían, con celo monetarista, que la mejor forma de intervención consistía en mantener una tasa firme de expansión en la oferta de moneda. Pocos –subraya el economista- dirían lo mismo ahora, que el ritmo de circulación resulta menos constante de cuanto ellos anticipaban”.
Por ende, “países seducidos por las aparentes certezas del monetarismo neoclásico acabaron hallándose en un universo incierto. Tradicionalmente, las autoridades monetarias se centran en las tasas de corto plazo. Pero, dejando de lado que, con tipos casi cero, no hay margen de maniobra, el efecto sobre la economía real de cambios en intereses continúa dudoso”.
El motivo fundamental debiera ser evidente: “lo que atañe a empresas y público no es la tasa nominal, sino la disponibilidad de fondos y cuánto deberán pagar las prestamistas. Estas variables no las determinan los bancos centrales”. Por cierto, en la última recesión estadounidense la Reserva Federal rebajada intereses y estimulaba la economía, pero en forma desastrosa con vistas al largo plazo. En efecto, la mezcla de política monetaria inadecuada y deficiente regulación infló una burbuja inmobiliaria, agravada por un auge del gasto individual”.
Pese a repetidas declaraciones de Benjamin Bernanke, su política monetaria no logra que la economía se recobre con más fuerza ni que el desempleo ceda de 9,97 a 10%. Ahora, se vuelve hacia una flexibilización cuantitativa. Pero, advierte Stiglitz, ¿sería sensato confiar en la Reserva Federal?”
Fuente: Mercado – Argentina