El papel cambió pero no bajó su consumo
27 de Noviembre de 2010 - Destacados
Entrevista a Liberato Turinelli, Vicepresidente de Fanapel
Su primer trabajo fue a los 15 años como cadete en Saint, fabricante del icónico chocolate Águila, mientras completaba el liceo. Su carrera siguió en Aluminios del Uruguay, donde trabajó 25 años y hoy muestra orgulloso el reloj que le regalaron por su carrera dentro de la empresa, donde asumió su primer cargo gerencial en 1983. En 1995 ingresó a Fanapel, tres años más tarde se convirtió en el gerente general y luego vicepresidente de esa empresa. Casado, tiene 62 años, una hija y dos nietas y su pasión es el fútbol.
¿Cuándo comenzó a operar Fanapel?
Hace 112 años en Juan Lacaze. Desde entonces y hasta 2007 la empresa perteneció a un grupo de accionistas uruguayos. En mayo de ese año el grupo Tapebicuá, de capitales argentinos y de un estadounidense radicado en ese país, compró el 97,6% del paquete accionario de la empresa. En Uruguay tenemos madera propia en un porcentaje elevado con 7.000 y pico de hectáreas forestadas en Colonia aunque compramos también un 30% más, que es lo que nos falta. Si se la observa de acuerdo a su tamaño, la empresa funciona. Para tener una idea, Fanapel produce unas 40.000 toneladas de pulpa de celulosa al año mientras que Botnia (hoy UPM) elabora 1.110.000 toneladas. Lo que pasa es que nuestra empresa transforma todo a papel; no somos vendedores de pulpa.
¿Qué consecuencias tuvo la llegada de los inversores nuevos?
Nosotros manejábamos Fanapel y otra firma que compramos en 2000 llamada Celulosa Argentina. Sin embargo, cuando llegaron estos nuevos inversores nos dieron el manejo de todas las empresas del grupo y pasamos a gerenciar también a la Forestadora Tapebicuá. Se trata de una empresa que tiene 12.000 hectáreas de monte, dos aserraderos y una planta de compensado en Argentina. Fue una muestra de confianza y un gran desafío que asumimos en 2008. Nosotros teníamos el know how de un negocio en el que ellos estaban entrando porque su fuerte son las empresas forestales. Yo tengo el cargo de vicepresidente del directorio, el cual está encabezado por el estadounidense Douglas Albrecht.
¿Hacia dónde apunta el negocio de Fanapel?
La empresa se dedica a la elaboración de papeles de impresión y escritura. El 40% de lo que producimos va al mercado local y el 60% restante a la exportación. En estos momentos exportamos a Argentina, Brasil y Chile y pensamos cerrar este ejercicio exportador (junio/mayo) en el entorno de los US$ 39 millones. Fanapel tiene una capacidad productiva de 65.000 toneladas anuales de papel y Celulosa Argentina 140.000.
Grandes inversiones extranjeras del rubro son de hecho productores de pasta de celulosa ¿Se puede hacer papel competitivamente desde Uruguay?
Sí, se puede. Las inversiones se han localizado en la producción de pulpa debido a la masa forestal disponible en el país; eso está claro. En el mundo lo que se está viendo es que las producciones de papel están cerca de los mercados de consumo como Estados Unidos y Japón y la pasta pasa a ser entonces la gran viajera. Nosotros estamos apostando a Brasil, Argentina y Chile, que son mercados enormes. Hay que reconocer que las plantas nuestras son chicas y entonces siempre logramos colocar nuestra producción. Nosotros trabajamos todo sobre pedido, no tenemos stock.
¿Ha caído la demanda de papel por Internet y otros fenómenos?
No, no lo hemos visto. En lo que es papel de escritura ha habido un gran cambio y una orientación hacia el papel de fotocopiadora e impresora. Hoy sale como pan caliente eso y hasta incluso llegó al supermercado, un lugar donde antes no se vendía papel. El hecho es que se imprime mucho más que antes. Hubo un cambio dentro de los productos pero no una baja de consumo. Por ejemplo, el papel que se utilizaba para las facturas era de alto consumo pero hoy eso se hace en las impresoras. Entonces se transforma uno en otro pero no baja el consumo de papel.
¿Cuánto facturan las empresas del grupo?
La facturación anual del grupo son US$ 290 millones; Fanapel aislada está en US$ 75 millones. Pero Celulosa Argentina es la número uno del grupo con una facturación de US$ 190 millones y Forestal Tapebicuá está en US$ 35 millones. En cuanto a puestos de trabajo, sólo en Fanapel ocupamos 470 propios incluyendo fábrica de cuadernos donde se fabrica nuestra marca, Papiros, pero además hay otras 300 personas de empresas prestadoras de servicio. En Celulosa la ocupación asciende a 750 personas y en Forestadora Tapebicuá a 550.
¿Está conforme con la marcha económica de Uruguay?
Nos permite mantener el plan de desarrollo del negocio que teníamos previsto. Tenemos una visión realista y tomamos en cuenta las medidas que puede tomar el gobierno como los ajustes de salario y otras cosas. Nosotros nos reunimos con un grupo de consultores y les preguntamos: ¿Cómo la ven? ¿Cómo viene esto? Y de acuerdo a eso hacemos el plan porque si lo haces como a vos te gusta, te vas a encontrar con una realidad que te golpea. Lamentablemente no tenés otra. Vivimos en una realidad y tenés que ir adaptando. No podés ir contra una corriente de opinión, tenés que ir adaptándote.
¿Qué opina de los cambios a nivel laboral?
Tenemos una excelente relación con el sindicato. Nos adaptamos y consensuamos con ellos la aplicación de las medidas. Somos conscientes que por encima de todo está el interés de mantener una fuente de trabajo genuina y el sindicato en esto la tiene clarísima. Nos reunimos cada tres meses y les mostramos cómo viene la compañía en ganancias y pérdidas. El año pasado tuvimos que mandar a un grupo al seguro de paro pero lo discutimos con ellos y encontramos una salida; ellos son transparentes con nosotros y nosotros somos transparentes con ellos. Saben que si planteamos un tema es real y no ninguna especulación.
Un caño subacuático y el cartel de libre de cloro Fanapel recibió acusaciones de ediles por contaminación ¿Qué responden?
Fanapel blanqueaba papel con cloro que era lo criticado en todo el mundo y desarrollamos una política de inversiones de forma de adelantarnos para cumplir los requerimientos medioambientales. Las cosas venían tranquilas pero cuando aparece Botina la cosa subió y entonces tuvimos que adelantarnos a eso. Obtuvimos el financiamiento de siete millones y medio de euros de un banco alemán y cambiamos la parte química de transformación del papel y realizamos la conversión del papel a un método totalmente libre de cloro y, luego de un proceso, terminamos de serlo en 2006. Lo que hicimos fue instalar un emisor subacuático de un kilómetro para los fluentes tal como hay en Punta Carretas.
Fuente: El País – Uruguay