Podría Alemania liquidar el euro?
25 de Noviembre de 2010 - Destacados
Incapaces de tender un cordón de fuego alrededor de Grecia en su momento, el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y otras instancias cifran esperanzas en Irlanda y Portugal. Quizá para no afrontar el caso español ni encarar el papel alemán en la crisis.
En cada ocasión, los paquetes de rescate efectivos o en potencia despiertan un insano apetito en los mercados que especulan con bonos soberanos. Sin duda, desde el miércoles, España –cuarta economía de la Eurozona- es la presa favorita después del pequeño Portugal. Pero, si la brigada de salvamento debe acudir en ayuda de Madrid, el propio futuro del euro quedará en la cuerda floja.
Por ende, la cuestión de cómo termina esto resulta tan obvia como urgente, aunque sea endemoniadamente difícil de resolver. Mirando desde arriba, parece un ajedrez tridimensional, donde los niveles económico, político y financiero interactúan en la cuarta, el tiempo.
Un grupo de analistas cree, por cierto, que el euro eventualmente se romperá por imperio de sus propias contradicciones. Habrá, eso sí, un verdugo: Alemania, el país más fuerte y próspero de la Unión Europea y el resto de la “península europea”. Al respecto, medios tan influyentes como Financial Times, Le monde, Der Spiegel, Neue Zürcher, Die Welt o Stockholms dagbladet coinciden en un punto clave: la crisis europea fue detonada por la inflexibilidad germana.
A su vez, empero, los alemanes mismos tienen muchas razones para criticar el papel de la moneda única. Su economía, tras la reincorporación del tercio oriental (1990/1), atravesó un doloroso decenio de ajustes salariales y recortes en servicios públicos. Hoy, muchos votantes están enojados con Bruselas, el BCE y la comisión europea, porque los hacen solventar bancos irlandeses poco responsables, un régimen tan corrupto como el griego, etc.
Cuando se firmó en Maastricht (1992) el pacto de estabilidad y crecimiento, se les prometió a los alemanes que el euro sería tan firme como el marco y las economías más eficientes no rescatarían a las ineficientes. Ambos compromisos corren peligro de naufragar, valga la ironía, a raíz de salvamentos tan onerosos como frustrantes. En el fondo de todo hay un error político de campanillas: inflar la Eurozona a dieciséis miembros y, subsiguientemente, llevar a veintisiete los socios de la Unión Europea.
La “politiquería de París y Bruselas –sostienen en Londres- admitió miembros tan insignificantes o poco desarrollados como Malta, parte de Chipre o Bulgaria. Mientras tanto, se frenaba el ingreso de Turquía”.
En la presente fase, surge otro riesgo en Alemania, impulsado por el descalabro electoral del oficialismo en Vestfalia-Renania norte, la corte constitucional de la república podría declara ilegal la participación del gobierno federal en los rescates. Eso responde la pregunta del principio: Berlín, en efecto, podría terminar con el euro.
Fuente: Mercado Argentina