Del gran lujo a los pequeños placeres
15 de Junio de 2011 - Destacados
Con presencias menguadas por la lluvia de cenizas, la conferencia sobre el negocio del lujo que se desarrolló ayer en el Sofitel dejó en claro la nueva estrategia de las marcas: tratar de abarcar una mayor cantidad de consumidores sin dejar de ser exclusivas. Diego Schvartzman, presidente de Maison de Luxe, que desarrolló el negocio en Brasil, habló de la era de la democratización del lujo y de un cambio de paradigma: “La gente busca los pequeños placeres y las empresas deben salir a conquistar el público emergente, sin dejar de lado la sofisticación”. Así, habló de lo que es la gestión de las marcas desde la “experiencia emocional para atraer a la clases medias ”. Lo escucharon los gerentes de Givenchy, del banco Supervielle, Chandon, Armani, Faber Castell, Burberry, Swarosvki y hasta del Patio Bullrich.
En Brasil, el negocio del lujo crece a tasas del 15% anual y ya mueve US$ 7.000 millones al año. En el mundo, China acaba de destronar a Japón. Schvartzman se preguntó si era posible construir una marca del lujo en el país. Y el ejemplo fue Peter Kent en el caso de las carteras y artículos de cuero, que nació en Buenos Aires. O La Martina, con su ropa evocando al polo, con locales en las principales plazas. Schvartzman recomendó “obsesión por los detalles y atención personalizada”.
Jean Charles Hita, presidente de Parker para la región, contó el esfuerzo de la compañía en la innovación y en la democratización de su oferta. Tiene una ventaja: las lapiceras son uno de los pocos regalos para hombres que eligen las mujeres.
Fuente: Ieco-Clarín/Argentina