EE.UU. ya perdió por la crisis de deuda
31 de Julio de 2011 - Destacados
Incluso si se llega a un acuerdo antes de la fecha señalada por la suspensión de pagos, pasado mañana, la imagen de Estados Unidos como el gran patrón de la economía mundial ha sufrido ya un daño que será difícil de reparar.
Como dijo Barack Obama en su discurso de la noche del lunes, “los inversores en todo el mundo se preguntarán si merece seguir apostando por Estados Unidos”. Los mercados y los gobiernos extranjeros confían en Estados unidos porque, aunque existan productos de inversión más rentables, nadie supera en garantía de solvencia a la que es la mayor economía del mundo y poseedor de la moneda que sirve como divisa de referencia internacional. Su condición de líder económico está siendo amenazada desde hace tiempo por China, que, en colaboración con Brasil y otras potencias emergentes, está empezando a cuestionar el papel del dólar.
La conducción de esta crisis para la elevación del techo de deuda, cargada de ideología y de intereses a corto plazo, ha puesto en alerta a muchos sobre el peligro de disfuncionalidad del sistema político norteamericano. No importa que esto sea consecuencia de la llegada al Congreso del grupo más conservador, aislacionista y aventurero que se recuerda en muchas décadas. Todo el país sufre las consecuencias, empezando por Obama, cuyo liderazgo se puede ver afectado.
La fortaleza del presidente no es sólo un elemento que cuenta electoralmente en casa. Es un factor capital en el desarrollo de las múltiples crisis en marcha: Siria, Paqukistán, Libia, Irán… Aunque la maquinaria sigue rodando, la administración norteamericana está alejada del mundo desde hace unos días, y puede que regrese debilitada después de esta batalla doméstica.
Esta situación puede tener consecuencias más inmediatas y más concretas. La principal, la de que, suceda lo que suceda, las agencias calificadoras, por primera vez en su historia, le bajen a la deuda norteamericana la máxima nota de triple A, lo que dispararía los intereses y agravaría el problema del déficit. Standard & Poor’s y Moody’s han advertido que existe 50% de posibilidades de que lo hagan.
Poco consuelo queda de esta crisis. Si acaso el de que los inversores no tienen una amplia gama de alternativas para sustituir a Estados Unidos. También, el hecho de que, quizá, como consecuencia de este trauma, el déficit y la deuda se afronten seriamente en el futuro.
Autor: Antonio Caño
Fuente: La Nación – Argentina