Oportunidad de América Latina
24 de Septiembre de 2011 - Destacados
Aunque parezca extraño, la crisis económica de Estados Unidos y Europa crea oportunidades de crecimiento para los países de América Latina. Los mercados de exportación se encogen, pero se abren nuevas avenidas de intercambio y cooperación para la economía latinoamericana. La ampliación de la participación de Pemex en Repsol es un caso, pero el horizonte es amplio.
El crecimiento de las grandes empresas globales está limitado por su deuda y por la caída de la demanda en el mundo desarrollado. Estos límites no pueden ser superados en el corto plazo, y las empresas necesitan mercado y capital fresco ahora. América Latina podrían proporcionar un parte —modesta para la escala de los países desarrollados—, pero muy importante para ella.
Brasil da un paso falso al anunciar su disposición a comprar euros, el peor negocio ahora. Ni siquiera los bancos europeos quieren euros; de hecho, buscan dólares regateados donde puedan encontrarlos. China, Rusia, India y Sudáfrica están comprando euros a regañadientes para proteger el valor de sus exportaciones a Europa, pero preferirían comprar activos físicos.
Rusia, principal abastecedor de gas a Europa, demanda participar en su distribución, pero la burocracia europea se lo impide. La Comisión Europea advierte a los países de la unión que no permitirá tratos de energía bilaterales con países ajenos. La razón es geopolítica. Europa necesita el gas de Rusia, pero no quiere ver a Rusia inmiscuida en su mercado interno.
Las empresas europeas globalizadas tienden a dividirse en unidades independientes para dispersar los golpes financieros que vienen. Telefónica acaba de separar sus operaciones españolas de las del resto de Europa, estableciendo una empresa en Inglaterra, Telefónica Digital, y planea crear una más en América Latina, donde tiene el mayor crecimiento de ingresos.
A diferencia de Rusia, América Latina está libre de sospechas geopolíticas por razones obvias. Alfredo Pérez Rubalcaba, candidato del PSOE a la presidencia de España, aplaude la participación de Pemex en Repsol y quiere más. La participación latinoamericana en Europa podría verse favorecida como balance ante la presión de Rusia. La identificación cultural occidental se vuelve factor de peso en un ambiente de crisis.
Los capitales latinoamericanos pueden participar en el mundo y atraer inversión extranjera asociada de manera natural, es decir, a la manera latinoamericana, leal y eficiente. Esto será reconocido pronto. La mala imagen histórica de Latinoamérica no es reflejo de su desempeño económico real, sino de su subordinación al capital extranjero. Ahora que estamos un poco más nivelados veremos la realidad.
Esto no significa que el nivel económico de América Latina sea equivalente al de los países desarrollados; significa que en las actuales condiciones de crisis la posición económica de América Latina aparece como vía de salida y como factor de balance geopolítico. Obviamente, la opción más favorable es asociar inversión directa en áreas prioritarias para los países de América Latina.
Esto es lo que Pemex pretende hacer al aumentar su participación en Repsol. El documento “Contexto del aumento de la inversión en Repsol”, difundido por la prensa mexicana y española, no deja lugar a dudas: Repsol será socio tecnológico de Pemex en exploración y explotación en México y otros países de América Latina. En caso de que Sacyr decida vender sus acciones (lo que es muy probable), Pemex tendrá prioridad como comprador.
Fuente: Milenio