¿Existe una velada guerra de divisas?
26 de Febrero de 2013 - Destacados
“No hay guerra de divisas, ni la habrá. Los tipos de cambio de las monedas las determina el mercado y dependen de la evolución de la economía de cada país. No estamos frente a una guerra de devaluaciones competitivas”, esa fue la conclusión del Grupo de los 20 (G-20), integrado por los países desarrollados y los emergentes más avanzados que, en conjunto, generan alrededor del 90% de la riqueza mundial.
Sin embargo, la evidencia muestra que economías como las de Estados Unidos, Japón, Inglaterra y la zona euro han emprendido una agresiva política de expansión monetaria que, lejos de “incentivar” el crecimiento de sus economías, ha depreciado sus monedas estimulando sus exportaciones en detrimento de las de otras naciones. Las dudas están latentes sobre la evolución y control de este tema.
¿Y qué decir de China, cuyas autoridades financieras inciden directamente sobre el tipo de cambio del yuan, para mantener su competitividad y ritmo de expansión de sus mercancías hacia el resto del planeta?
Además, las políticas expansivas de los países desarrollados han generado una liquidez extraordinaria que se ha refugiado en los mercados emergentes. En América Latina, Brasil y México son un claro ejemplo de ello, pues estos países han resultado ser altamente atractivos al tener tasas de interés considerablemente más altas que las de los países desarrollados (en Estados Unidos son prácticamente de 0%).
El resultado ha sido la apreciación de sus monedas (restándoles competitividad a sus exportaciones) y una posición de alta vulnerabilidad ante lo que pudiera suceder con sus mercados financieros una vez que los países desarrollados “cambien” su política monetaria y la inversión en cartera, que alcanza niveles históricos en el caso de México, registre una salida abrupta o se presenten burbujas en el precio de algunos activos financieros.
Esta situación preocupa al mundo pues, en caso de que se presente esa salida abrupta de capitales, podrían acentuarse los problemas financieros que ya de por sí enfrentan las naciones desarrolladas para crecer, con el consecuente contagio al mundo emergente. En 2010, ante la fuerte entrada de inversión extranjera en cartera, Brasil reaccionó poniendo un impuesto a las compras, por parte de extranjeros, en los mercados de acciones y bonos, con la intención de defender el tipo del cambio del real brasileño y detener así el deterioro de la competitividad de sus exportaciones.
El caso México
En México, el Banco Central ha mantenido inamovible la tasa objetivo de fondeo bancario en 4.5% desde el 17 de julio del 2009, y ni hablar de imponer tasas impositivas al flujo de inversión extranjera de corto plazo (carry-trade).
El saldo de la inversión extranjera de portafolio en deuda del gobierno ascendió, en noviembre de 2012, a $113,950 millones de dólares, de los cuáles $29,238 millones están en cetes. En este sentido, hay analistas que esperan una baja en la tasa de referencia que actúe como “freno” al flujo de este tipo de inversión y que apoye la competitividad del peso y el crecimiento de la economía. Algo en lo que el propio Agustín Carstens –Gobernador del Banco de México– está de acuerdo, siempre y cuando se “consolide el entorno de menor crecimiento e inflación” porque, dice, es congruente con la meta de inflación de entre 3% y 4%.
En este contexto, los analistas ya anticipan un recorte de 0.5 puntos porcentuales en la tasa de referencia el próximo mes de abril.
Discurso contrario a los hechos
El G-20 dice que no hay ni habrá guerra de divisas, mientras que el Fondo Monetario Internacional señala que es exagerado hablar de una guerra de tipos de cambio. Lo cierto es que las políticas monetarias expansivas están siendo copiadas por otros bancos centrales para evitar una apreciación artificial de sus monedas que les reste competitividad ¿Es el inicio de una guerra de divisas o la continuación de lo iniciado por Estados Unidos en 2010 a partir de su primer QE?.
Mientras se dan estas declaraciones, la política monetaria expansionista de Japón sólo ha hecho ganar millones de dólares a George Soros, experto en la especulación con divisas y quien ganó miles de millones al banco central de Inglaterra al apostar en contra de la libra esterlina a pribncipios de los 90. Ahora va en contra del yen..
Fuente: Alto NIvel – México