Whatsapp ‘mata’ al SMS y amenaza a las redes sociales
29 de Abril de 2013 - Destacados
Las aplicaciones de mensajería móvil como Whatsapp, iMessage de Apple o Line han superado por primera vez al tradicional mensaje de texto como medio favorito de comunicación. Este fenómeno está provocando que las telecos sufran ante la disminución de los ingresos por SMS. Whatsapp y Line, frente a frente: ¿qué aplicación de mensajería escoger?.
Los datos recopilados por el diario Financial Times y la consultora Informa muestran el increíble crecimiento de una tecnología que no existía hace cinco años y que incluso algunos ven como una amenaza a Facebook en el terreno de las redes sociales, ya que cada vez ofrecen más servicios además de los mensajes.
Y es que al cierre del año pasado ya se enviaban cada día más mensajes instantáneos que SMS, y la consultora Informa espera que durante este año se dupliquen hasta los 41.000 millones al día, más del doble de mensajes de texto.
Este cambio de hábitos tiene grandes implicaciones para la industria de las telecomunicación, ya que este año 2013 los SMS todavía generarán 120.000 millones de dólares.
La mensajería móvil es solo la punta de lanza entre las amenazas a esta industria, que ve como muchas de las aplicaciones entran de lleno en sus áreas de negocio tradicionales.
Pamela Clark-Dickinson, analista de Informa, explicó que los mensajes vía Internet estaban siendo cada vez más usados como sustitutos del SMS, y destacó el efecto en países como España, Holanda y Corea del Sur. Por ejemplo, en España, los ingresos por SMS han caído de 1.100 millones de euros en 2007 a 758,5 millones en 2011, mientras que el tráfico cayo de 9.500 millones de mensajes en 2007 a 7.400 millones de mensajes en 2011.
“Creo que la muerte de los mensajes de texto va a ser inevitable con la gente cambiándose a planes de datos”, explicó Ted Livingston, consejero delegado de Kik, otro servicio de mensajería móvil. “Si puedo obtener algo que es igual de bueno gratis en lugar de pagando, probablemente lo tomaré gratis”.
Fuente: El Economista