En la 2a. era de las máquinas, un 47% de los empleos están en riesgo de automatización
3 de Marzo de 2014 - Destacados
Bajo los sugerentes títulos “Si los robots nos dividen, nos conquistarán” y “Esclavicemos a los robots y liberemos a los pobres”, el influyente columnista Martin Wolf ha sorprendido a sus fans en Financial Times al enfocar sus más recientes reflexiones en un tópico más bien propio de la filmografía de ciencia ficción.
No obstante, y como es previsible dado el tonelaje de Wolf, hay que decir que sus provocativos textos no surgen de la falta de temas, sino que de acabadas investigaciones académicas que alertan de las profundas consecuencias que la “segunda era de las máquinas” ya está teniendo a nivel económico y social en el mundo, así como también de sus insospechadas consecuencias sobre la formación del capital humano.
Por “segunda era de las máquinas”, dice Wolf, los expertos del MIT que han desarrollado el concepto entienden el actual proceso en donde la tecnología ha pasado de sustituir el trabajo físico a reemplazar cada vez más el trabajo intelectual. Es decir, el proceso que ha permitido que la tecnología esté pasando de hacer las tareas más propias de un obrero a las de un profesional.
Si a ello se añade el exponencial crecimiento de la inteligencia artificial y el desarrollo de programas, aplicaciones y máquinas cada vez más sofisticadas es evidente que la presión (y hasta amenaza) sobre nuevas capas de trabajadores no puede sino ir en aumento.
Lo anterior no sólo tendría un profundo impacto en el mercado del trabajo, al hacer redundantes a millones de trabajadores (de hecho, un experto de la Universidad de Oxford estima que en EE.UU. un 47% de los empleos están en riesgo de automatización), sino que también traería aparejado un shock social de enormes dimensiones, con un agravamiento de los actuales niveles de desigualdad.
Este debate, hoy radicado en la academia y en las exclusivas páginas de opinión del FT, no debe ser visto como algo distante o ajeno a nuestra realidad. Es más, un tema como el mencionado debiera ocupar un espacio no menor en la agenda de discusión educacional y laboral del país, dimensiones en las que se podría dar cuenta de los desafíos de corto y largo plazo que supone este fenómeno.
En lo inmediato, por ejemplo, parece claro que el sistema de capacitación y actualización de competencias laborales requiere una revisión seria, de modo que aquéllos que puedan ser víctimas de la “rebelión de las máquinas” puedan mantenerse en el sistema productivo.
En el largo plazo, en tanto, claramente la discusión de reformas educacionales tendría que hacerse cargo de cambios en los procedimientos pedagógicos, de modo de ampliar la capacidad de adaptación al cambio de nuestros estudiantes.
Por último, y no menos importante, también debieran reforzarse las políticas de promoción del emprendimiento, de modo que aquellos trabajadores que eventualmente sean sustituidos por la inteligencia artificial, puedan seguir aportando al desarrollo y el crecimiento con actividades propias.
Fuente: Capital