¿Está EEUU al borde de la recesión?
14 de Febrero de 2017 - Destacados
Hay sólidos argumentos para pensar que el ciclo expansivo de la economía de Estados Unidos toca su fin, tras ocho años consecutivos de crecimiento del PIB. La llegada del presidente Donald Trump y su promesa de rebajar impuestos y aumentar la inversión esconden claras señales de advertencias que no pasan desapercibidas para la Reserva Federal, como la contracción del crédito y la evolución de las ganancias empresariales.
La última señal preocupante la ha lanzado la propia Reserva Federal (Fed). La encuesta de préstamos bancarios del cuarto trimestre del año del banco central revela un endurecimiento en los criterios de concesión del crédito y una menor demanda en el segmento hipotecario.
Lo peor para la economía es que el mismo patrón se repite para grandes y medianas empresas y en el consumo, los principales motores de la locomotora estadounidense. La Fed en su comunicado indica que los bancos han aumentado las exigencias en los préstamos empresariales “por unas perspectivas económicas menos favorables e inciertas”. Además, señala que en crédito al consumo los tipos aumentaron un 8,3% en tarjetas de crédito y un 11,6% en financiación para automóviles.
Es el sexto trimestre consecutivo que el grifo crediticio de Estados Unidos se va cerrando. Muchos economistas consideran que un endurecimiento prolongado es una señal que anticipa una recesión en la economía. Principalmente porque apuntan a un repliegue del sector financiero, más preocupado en reforzar capital que en dejar fluir el crédito de la economía, según explica Jim Reid, economista de Deutsche Bank.
Contracción de la base monetaria
La situación recuerda el episodio tras la crisis financiera de 2008 y la posterior entrada en recesión de las economías desarrolladas. A pesar de las inyecciones de liquidez de los bancos centrales para las entidades de crédito, la banca prefería acumular capital antes que dejar fluir el dinero a la economía real, provocando una sequía crediticia que terminó arrastrando a los países a una profunda contracción.
Paul Kasriel, economista de Legacy Private Trust y uno de los pocos que anticiparon la crisis financiera de 2008, va más allá y compara la situación con los coletazos de la Gran Depresión que vivió la economía estadounidense en 1937. El experto apuesta por una entrada en recesión en el primer trimestre basándose en la desaceleración del crédito bancario y la evolución negativa de la base monetaria de la Fed, que se redujo en más de un 7% en 2016. Cuando se dan las dos circunstancias, la recesión es inevitable para Kasriel.
Este economista recuerda que en 1937, como ahora, la Fed comenzó a normalizar las políticas monetarias para absorber el exceso de liquidez del sistema, mientras los bancos optaron por mantener altas reservas de capital ante el temor de afrontar a corto y medio necesidades de liquidez. El experto señala que la profundidad de la recesión dependerá de la reacción de la Fed para estimular el crédito.
Contra la estadística
Pero es el actual escenario de la Fed (que maneja es una subida progresiva de los tipos durante el año, en concreto tres veces) el que tendrá un efecto directo en el encarecimiento del crédito. Y todo ello en una clara tendencia bajista de la demanda en crédito a empresas y al sector inmobiliario.
Los temores surgen cuando los datos oficiales de PIB confirman que la primera economía del mundo ha tirado del freno de mano en el último trimestre del año. El ritmo de crecimiento en el último trimestre de 2016 fue solo del 1,9%, el nivel más bajo desde 2011.
Además, está la losa de la estadística y la teoría de los ciclos económicos. La economía ha cerrado ocho ejercicios consecutivos de expansión y pocas veces el ciclo positivo se ha alargado tanto. Desde 1949, la media de crecimiento del PIB es de 21 trimestres, cuando actualmente acumula 32. La fase expansiva más larga duró 39 trimestres, desde 1991 al 2000. Con lo que muchos economistas creen que la contracción llegará más pronto que tarde.
Otro indicador al que los economistas más pesimistas suelen señalar es la evolución de los beneficios empresariales. Con datos cerrados del tercer trimestre de 2016, el beneficio empresarial retrocedió por sexto trimestre consecutivo. El economista Juan Ignacio Crespo suele subrayar que este comportamiento no suele fallar como anticipo a la recesión.
Según los datos que maneja Crespo, solo hubo la excepción en 1986, precisamente por la intervención de la Fed, cuando Estados Unidos logró esquivar la recesión. Sin embargo, al año siguiente se produjo el crack bursátil del 87, el famoso Lunes Negro, que terminó desatando una profunda crisis económica.
Fuente: El Economista