La clase media se deteriora en el mundo desarrollado
3 de Febrero de 2017 - Destacados
El enojo atribuido a los trabajadores en los recientes eventos políticos tiene una base económica. La clase media, vista como motor del crecimiento, está dejando de crecer en los países desarrollados.
Mucho se ha escrito y dicho sobre la clase media en el último tiempo. El voto a favor del Brexit y el triunfo de Donald Trump han sido atribuidos al enojo del “hombre medio”. Es la rebelión de los trabajadores que viven alejados de los privilegios de la élite, y a la vez han quedado olvidados por los discursos políticos orientados a mejorar la vida de las minorías.
“El problema subyacente es que, en la mayoría de los países, sobre todo desarrollados, la clase media se ha empobrecido mucho los últimos 30 años”, declaró a PULSO el premio Nobel de Economía, Michael Spence.
Las cifras apuntan a un deterioro del poder adquisitivo y calidad de vida. El año pasado, el ingreso medio de los hogares estadounidenses fue de US$56.516, nivel similar al registrado en 2005, y lejos del peak de US$57.909 de 1999. Es decir, el hogar medio estadounidense aún no logra recuperar el poder adquisitivo que tenía antes de la recesión causada por el fin de la burbuja punto com. Aunque ya ha vuelto al nivel registrado antes de la última crisis financiera.
No hay estadísticas que permitan comparar, de manera histórica, la evolución del ingreso de los hogares de todos los miembros de la actual Unión Europea. Pero, algunas cifras, permiten observar un patrón similar al de Estados Unidos. Por ejemplo, en el caso de la Eurozona, el ingreso medio disponible de los hogares (después de impuestos y contribuciones) ha crecido apenas 3% en los últimos cinco años.
Mientras en Sudamérica y Asia la clase media ha experimentado un crecimiento acelerado desde inicios de siglo, en Estados Unidos y Europa apenas si se ha expandido. Un estudio de Pew Research, publicado en 2015, atribuía las diferencias a la fuerte desaceleración del ritmo de crecimiento experimentado en el mundo desarrollado, especialmente después de la gran crisis financiera de 2008. En el caso de la Unión Europea, la cifra global de expansión de su clase media es mayor a la de Estados Unidos, lo que se debe a un casi exclusivamente al efecto de “nivelación” de las economías de Europa del Este, en su proceso de integración al bloque regional.
Daniel Vaughan-Whitehead es editor de “¿Está desapareciendo la clase media en Europa?”, en el que varios autores exploran lo que descubren como una tendencia que comenzó la década pasada. La investigación de Vaughan-Whitehead arrojó que mientras en los años 80’s y 90’s, la clase media media (con ingresos equivalentes entre 80%-120% a la media nacional) experimentó un acelerado crecimiento, ya entre 2004 y 2006 esta tendencia retrocedía. De 26 países que integraban entonces la Unión Europea, 10 experimentaron una expansión de su clase media central, en su mayoría nuevos miembros del bloque, economías pequeñas de Europa del Este. En tres países la clase media se mantuvo estable, y en 13, ésta se contrajo. En este último grupo incluye a Alemania, Dinamarca, Reino Unido y Grecia, entre otros. Lo más preocupante, señala el investigador, es que en casi todos los casos esta contracción estuvo acompañada de una expansión de los extremos, de las clases con menores y con más altos ingresos. La tendencia continuó en el período entre 2008 y 2011, hasta para el cual hay datos comparables.
“La erosión de la clase media se debe a una serie de factores, dentro del mundo del trabajo (aumento del empleo no formal o estándar, reducción de salarios, recortes de empleo en el sector público, y límites a la negociación colectiva). Teniendo en cuenta que estos factores continúan siendo una realidad, no hay razón para creer que la erosión de la clase media no ha continuado desde 2011”, afirma Vaughan-Whitehead.
La polarización del ingreso de los hogares, en desmedro de la clase media, puede tener graves impactos económicos y políticos. La OECD ha definido la clase media como un verdadero motor de consumo y crecimiento económico para sus países. A nivel global, proyecta que la clase media abarque a 5.000 millones de personas a 2030, con un potencial de consumo de US$51 billones (millones de millones).
Un estudio para el Centro Americano para el Progreso identificó que la clase media es vital para el desarrollo económico, en cuanto “promueve el desarrollo del capital humano, crea una fuente estable para bienes y servicios, incuba la próxima generación de emprendedores, y apoya las instituciones políticas y económicas inclusivas”.
En el caso de Europa, el problema a largo plazo incluso puede ser mayor. Vaughan-Whitehead identifica que se está produciendo una brecha intergeneracional, debido al alto desempleo que afecta a los más jóvenes. Mientras la tasa de desempleo de la Unión Europea se ubica en 8,5%, entre los más jóvenes la desocupación afecta al 20,3% de la población. “Además, la educación superior ya no parece ser un activo suficiente para que los grupos de ingresos medios eviten el desempleo y la inseguridad a nivel de sus ingresos”, agrega el experto.
La clase media es un pilar de la democracia, porque suele favorecer “plataformas políticas progresistas pero moderadas”, a decir del director del Centro para el Desarrollo de la OCDE, Mario Pezzini. Al menos en teoría. Como lo han demostrado con sus votos recientes, la clase media de los países desarrollados está dispuesta a apoyar proyectos políticos que prometan recuperar el estándar de vida que les ha sido característico, aunque esto implique apoyar agendas o candidatos polémicos.
Efectivamente, afirma Vaughan-Whitehead, su investigación muestra que el hecho de que la clase media se esté reduciendo requiere de una revisión de políticas laborales, tributarias, de educación, y la implementación de un sistema de protección social universal.
Por lo pronto, la UE bien podría ser testigo de un nuevo capítulo de esta rebelión de la clase media en el corto plazo. Encuestas locales, proyectan que la líder de la extrema derecha Marine Le Pen ganará la primera vuelta presidencial el próximo abril. De forma más inmediata, los últimos sondeos aventuran un triunfo del “no” en el referéndum italiano del próximo domingo. De cumplirse el pronóstico, el gobierno de Mateo Renzi podría colapsar. La campaña por el “no” ha sido liderada por el movimiento de izquierda Five Star. A pesar de los extremos espectros políticos que representan, tanto Le Pen como Beppe Grillo, líder de Five Star, coinciden en algo: sus campañas se basan en cuestionar la validez y beneficios de la UE. Entre sus seguidores ya no hay solo trabajadores de bajos ingresos. Profesionales, graduados universitarios, burócratas. La clase media, enojada, podría dar un nuevo golpe mortal a la UE, completando lo hecho con el Brexit.
Autora: Marcela Vélez-Plickert / Fuente: Pulso