Después de 500 años de reinado, el carbón tiene los días contados
21 de Abril de 2017 - Destacados
El largo adiós al carbón en Europa podría terminar siendo más corto de lo que se espera. La rápida evolución de las energías verdes está llevando a varios países del Viejo Continente a olvidar este mineral que durante años ha sido una de las fuentes de energía más importante.
Desde Austria hasta el Reino Unido, empresas como Drax Group, Steag y Uniper están cerrando o convirtiendo a un ritmo récord las centrales eléctricas que funcionan con carbón. Muchas han quedado obsoletas por la competencia de la energía eólica y solar, que ya es en algunos casos más barata y eficiente. Después de más de 500 años del uso de esta roca (que fue uno de los pilares de la revolución industrial) Europa está evolucionando hacia una nueva era de energías más limpias, y ahora también más baratas.
“Es un mundo completamente diferente en materia de precios de combustible”, explica Johannes Truby, analista de la Agencia Internacional de Energía, con sede en París. Desde 2012, el organismo ha ido reduciendo su perspectiva sobre el uso de carbón de la Unión Europea en 2030, y ahora prevé que sólo 114 gigavatios de capacidad se mantengan para esa fecha, en comparación con los 177 gigavatios de 2014, de acuerdo con los últimos datos anuales disponibles.
Países como el Reino Unido, Francia, Portugal, Austria y Finlandia están eliminando el uso del carbón con la aprobación de normativas y ayudas encaminadas a suprimir su uso para la generación de energía.
En el resto del mundo, el combustible fósil está en una lucha de vida o muerte porque la energía verde produce electricidad más barata y da empleo a más personas. Incluso en Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump prometió reducir los estándares ambientales para resucitar los empleos en el sector del carbón, muchas plantas ya no pueden competir con el gas natural, que es muy abundante y de bajo coste.
La intrahistoria en Alemania
En la mayor planta eléctrica a carbón de Europa, en la ciudad alemana de Voerde, tres chimeneas de hasta 250 metros están inactivas después de arrojar vapor y humo durante más de medio siglo. Antes generaba 2,2 gigavatios de electricidad para 4,5 millones de hogares antes de que el propietario de la central, Steag, apagara el interruptor en las últimas semanas.
La política gubernamental de Energiewende (transición energética) está encaminando al país al uso de más energía solar y eólica. Este mes, el regulador de la red eléctrica alemana otorgó contratos de construcción de parques eólicos marinos que, por primera vez, se espera que sean rentables sin ningún tipo de subsidios. Todo ello ha socavado la viabilidad de Voerde, que en el pasado empleaba a 550 trabajadores.
“Hemos cerrado esta planta de energía porque ya no podemos operar de forma rentable”, explica Joachim Rumstadt, presidente del consejo directivo de Steag. El generador no es competitivo a pesar de tener “la mejor tecnología disponible” para quemar carbón, comentaba en una conferencia de prensa del 4 de abril en la sala de turbinas de la planta.
Cerca de la mitad del cierre de plantas a carbón con capacidad de 10 gigavatios en 2016 se produjo en el Reino Unido. Las emisiones británicas de gases de efecto invernadero ya han caído casi un 20%, según el Gobierno.
El ritmo de cierre de las centrales de carbón significa que este año la capacidad solar superará al carbón por primera vez en Europa Occidental, según Pira Energy, división de S&P Global. También se cerrarán, se pondrán en espera o se convertirán al gas natural plantas con capacidad de al menos otros 4,3 gigavatios este año, según Sandbag, una organización benéfica ambiental con sede en Londres.
Fuente: El Economista