El problemático intercambio comercial China-EE.UU.

20 de Marzo de 2018 - Destacados

De 2005 a 2014, cuando las críticas de Estados Unidos a China por subvaluar su moneda constituyeron un gran problema bilateral, Beijing con frecuencia provocó la subida del yuan antes de cumbres internacionales y visitas de Estado, y solo daba marcha atrás con la medida cuando la atención internacional se había desvanecido.

Pero esta vez, frente a las exigencias del presidente Donald Trump de reducir el déficit comercial bilateral en u$s 100.000 millones, a Beijing le quedan pocas opciones fáciles.

“Si se analiza el superávit comercial o de cuenta corriente global de China, realmente no se puede hablar de una economía mercantilista o con exceso de ahorro”, señala Louis Kuijs, jefe de economía de Oxford Economics para Asia en Hong Kong.

“China hoy mantiene déficits comerciales con muchos países, pero da la casualidad que tiene grandes superávits con Estados Unidos, Europa y la India, tres regiones en las que actualmente hay un impulso cada vez mayor hacia el proteccionismo”.

Uno de los obstáculos fundamentales que enfrentan las iniciativas de Beijing para satisfacer las exigencias de Trump son los importantes avances que China ya logró en materia de reducción de superávits externos. El superávit de cuenta corriente de China cayó al 1,4% del PBI el año pasado, frente al 9,9% de 2007. Del mismo modo, los analistas coinciden en general en que la moneda china ya no está subvaluada.

Sin embargo, según datos del censo de Estados Unidos que también incluyen a Hong Kong, a pesar de esta mejora más amplia, el año pasado la brecha bilateral de comercio de bienes entre Estados Unidos y China alcanzó un récord de u$s 375.000 millones. La dirección de aduanas de China considera que el déficit, de u$s 276.000 millones, fue menor pero sigue siendo un récord. La sólida economía estadounidense -que sufrió una nueva sacudida debido a los recientes recortes impositivos- contribuyó a elevar el déficit comercial total de Estados Unidos en enero a su nivel más amplio desde 2008.

Si bien las importaciones de China aumentaron sustancialmente en la última década, las exportaciones siguen siendo una importante fuente de empleo. Por lo tanto, según los analistas, es poco probable que Beijing tome medidas enérgicas para desalentar las exportaciones a Estados Unidos y, en cambio, tratará de impulsar las importaciones.

Las importaciones de productos agrícolas, aviones Boeing y energía son las favoritas para las adquisiciones costosas y de alto perfil. Sin embargo, la aritmética simple indica que estos elementos tradicionales de la diplomacia comercial no bastarán para lograr la meta de u$s 100.000 millones. El año pasado las compras chinas de productos agrícolas estadounidenses de toda clase, entre ellos alimentos y bebidas, alcanzaron un total de solo u$s 21.000 millones. La energía aportó otros u$s 9000 millones, principalmente en forma de petróleo y gas.

“Cuesta ver de qué manera una fluctuación de u$s 100.000 millones en el déficit comercial bilateral podría generarse a partir del aumento de las exportaciones estadounidenses únicamente”, señala Brad Setser, investigador principal de economía internacional del Consejo de Relaciones Exteriores y ex subsecretario adjunto del Tesoro durante el gobierno de Obama.

En el corto plazo, la única manera real de lograr un cambio tan significativo en la cifra general es hacer cosas que generen una ilusión óptica importante pero que en la realidad tengan efectos modestos, como cambiar la ubicación del ensamble final de los teléfonos iPhone o llevar a cabo un mejor trabajo de contabilización de las exportaciones de Estados Unidos a Hong Kong que terminan en China.

De hecho, según cifras del censo, el año pasado los teléfonos móviles, las computadoras y los accesorios de computadoras por sí solos representaron u$s 148.000 millones de las exportaciones de China a Estados Unidos, lo que equivale al 29% del total. China solo produce una fracción del valor agregado total de la mayoría de estos productos, ya que importa componentes costosos de otros países. Aun así, si China quisiera concederle a Trump un triunfo cosmético, podría presionar a fabricantes como Foxconn para que den los retoques finales a tales productos en un tercer país.

Otra forma de reducir la brecha sería mediante el comercio de servicios, rubro en el que Estados Unidos, según datos de su balanza de pagos, ya tenía un superávit de u$s 39.000 millones en el ejercicio hasta fines de septiembre. Más de la mitad de las “exportaciones” de servicios estadounidenses adoptan la forma de viajes de China a Estados Unidos, que incluyen gastos tanto de viajes turísticos como educativos, entre ellos la matrícula universitaria.

Pero cuesta entender de qué manera la intervención del gobierno de China podría afectar significativamente las decisiones personales de viajes de turistas chinos. Además, la investigación indica que un porcentaje significativo de los gastos en viajes de turistas chinos podría ser una fuga de capitales encubierta. Esto implica que el verdadero volumen del superávit comercial y de servicios con Estados Unidos tal vez esté sobredimensionado.

Y si bien Trump también está presionando a China para que abra sectores de servicios tales como finanzas, derecho, consultoría y logística a la inversión de Estados Unidos, esos beneficios irían a parar principalmente a empresas extranjeras con operaciones dentro de China y no figurarían en las cifras de comercio transfronterizo de servicios.

Desde el punto de vista de China, Estados Unidos es el principal culpable del déficit bilateral. Además de las políticas macroeconómicas que impulsan el consumo, los funcionarios señalan las restricciones de Estados Unidos a las exportaciones de alta tecnología a China. La mayoría de los analistas chinos desconfían de que pueda lograrse el objetivo de Trump.

“En una situación justa y razonable, los chinos tendrán en cuenta la apelación de Estados Unidos y tratarán de resolver sus preocupaciones fundamentales”, sostiene Liang Ming, director del Instituto de Comercio Internacional de la Academia China de Comercio Internacional y Cooperación Económica, un grupo de expertos bajo la órbita del Ministerio de Comercio de China.

“Pero si Estados Unidos solo exporta petróleo crudo, gas natural y productos agrícolas sin aumentar activamente la escala de las exportaciones de alta tecnología, básicamente no hay esperanza alguna de alcanzar la meta de u$s 100.000 millones”.

Fuente: Financial Times / El Cronista

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