La transformación de Microsoft
9 de Abril de 2018 - Destacados
Un memorandum del CEO de Microsoft, Satya Nadella, a todos los empleados de la compañía anuncia una fuerte reestructuración con mucho sentido aparente que apunta a poner todo el peso estratégico de cara al futuro en dos elementos fundamentales: la inteligencia artificial y la nube. Un movimiento completamente acorde con la evolución tecnológica y con los tiempos que vivimos, que trata de poner en valor a una compañía que ya no es la propietaria del sistema operativo más utilizado, pero a la que le queda muchísimo potencial de contribución al futuro de la tecnología. De hecho, así lo refleja una valoración que, según Morgan Stanley, podría llegar a alcanzar el billón de dólares a lo largo de este año 2018, irrumpiendo en una carrera en la que la mayoría tendían a mirar más bien hacia Apple y Google.
Para alcanzar ese objetivo de redefinirse en un mundo en el que la importancia del sistema operativo ha quedado sensiblemente reducida, la compañía degrada la posición estratégica de Windows, el sistema operativo que le permitió convertirse en lo que es hoy: el responsable de Windows, Terry Myerson, abandona la compañía, y su puesto en el primer nivel directivo de la empresa no es sustituido por ninguna otra persona con la palabra “Windows” en su tarjeta. El hasta ahora responsable de Office, Rajesh Jha, entra en ese primer nivel como responsable de una nueva división llamada ahora “Experiences & Devices”, dentro de la que se encuentra Windows.
Entre las prioridades, entender el nuevo papel del sistema operativo en un mundo en el que las experiencias de computación tienen lugar a través de múltiples dispositivos muchos de los cuales no tienen Windows, y por tanto, crear una arquitectura muy abierta y orientada a la nube en la que la compatibilidad con iOS y Android sea un elemento fundamental: da lo mismo qué dispositivo estés utilizando y con qué sistema operativo, pero podrás conectar de manera sencilla con la nube de Microsoft y trabajar con sus algoritmos. Como ya sabemos y hemos comentado desde hace muchísimo tiempo: abierto mejor que cerrado.
Como armas fundamentales, una penetración privilegiada en el mundo corporativo, y una muy respetable segunda posición, por detrás Amazon pero por delante de Google, en el mercado del cloud computing, además de una cultura reforzada bajo la batuta de un Satya Nadella que está llevando a cabo la que puede ser, posiblemente, una de las operaciones de reorganización y transformación más ambiciosas e importantes de la historia de la tecnología, tras el desastre y la total pérdida de oportunidades que supuso su nefasto predecesor. Como resultado de la dirección marcada por Ballmer, Microsoft se quedó fuera de revoluciones tan importantes como la búsqueda, los smartphones, el código abierto o las redes sociales, una posición que, lógicamente, dejaba sus posibilidades de futuro sensiblemente reducidas.
Desde aquel panorama, en el que con Ballmer aún en la compañía, una portada de The Economist en 2012 dejó fuera a Microsoft de ese liderazgo tecnológico por el que, según ellos, luchaban Google, Apple, Facebook y Amazon, hasta tener hoy una compañía con brillantes perspectivas financieras, que ha sabido descontar agresiva y rápidamente sus anteriores errores, que está llevando a cabo una muy razonable transformación desde la simple venta de licencias (y anteriormente, cajas de discos envueltas en celofán), y que se transforma para adaptarse y participar de las tendencias más importantes del futuro tecnológico. No soy yo especialmente dado a las entradas laudatorias, pero la lectura del memorandum viene a reafirmar las razones por las que, desde hace ya algún tiempo, muchos hemos vuelto a considerar a Microsoft no solo una compañía muy interesante, sino además, a creer firmemente que cuanto mejor le vaya a la compañía, mejor nos irá a los usuarios y a la evolución del ecosistema tecnológico en general.
Autor: Enrique Dans