¿Una batalla tecnológica detrás de una guerra comercial?

6 de Agosto de 2018 - Destacados

Las diferencias comerciales entre Estados Unidos y China tienen particularidades que las hacen un tanto distinta a las que predominan entre Estados Unidos y la Unión Europea, no obstante que en ambos casos el motivo central está focalizado en un excedente comercial importante desfavorable para Estados Unidos.

La verdad es que examinando el debate abierto por la situación indicada, parece que el conflicto entre Estados Unidos y China no está centrado exclusivamente sobre el comercio sino también en la amenaza que muestra China sobre la dominación tecnológica americana; ello aparece muy claro en reciente declaración del representante del Comercio americano (R.Lighthizer) cuando afirma: “Nosotros debemos tomar acciones defensivas fuertes para proteger el liderazgo americano en materias de tecnologías e innovación frente a la amenaza sin precedente que representa el robo por China de nuestra propiedad intelectual, la transferencia forzada.” Es cierto que la transmisión de la tecnología, se hace a través de la inversión directa extranjera la que ubicada en China exporta hacia Estados Unidos; pero no es menos cierto que China impone normas fuerte al capital extranjero para implantarse en China (Joint Venture), entre otras la transmisión de tecnologías. Donde está involucrada la propiedad intelectual.

Por otra parte, el gobierno Chino decidió el año 2015 aumentar el nivel tecnológico de su economía reduciendo su dependencia de la tecnología extranjera para lo cual planteo “metas de aumento de la inversión en investigación y desarrollo, mejorar la automatización de las empresas Chinas, desarrollar sectores estratégicos como la robótica o la producción de chip o micro chip electrónicos. El objetivo a mediano plazo, es decir 2020, es llegar a un producto realizado con un 70% de componentes y materiales chinos”. Recientemente en el último Congreso del PCChino se aprobó el “plan de política industrial” llamado “Made in China 2025” en el espíritu recién expuesto, es decir asegurar la autonomía tecnológica de China. Por cierto, para muchos analistas de la actual situación, la guerra de tarifas iniciada a partir del acero y el aluminio por Estados Unidos aparece como un conflicto comercial tradicional tendiente a proteger industrias declinantes. Pareciera que más que una guerra comercial estaríamos frente a una batalla muy seria de lucha por la hegemonía tecnológica, particularmente entre China y Estados Unidos, y paradojalmente todo este movimiento de aranceles va terminar castigando a las empresas americanas que utilizan componentes importados de China para productos fabricados en Estados Unidos.

Del punto de vista político, es necesario tener en cuenta que las decisiones que se toman en China pasan por un sistema de partido único, y el Partido Comunista Chino(PCC) tiene el monopolio del poder político desde 1949, pasando por períodos de turbulencias como los de la Revolución Cultural del presidente Mao. Recientemente Xi Jiping fue elegido jefe del PCC sin fecha de término de su mandato y es además Presidente de la República de China desde 2014. Las encuestas de opinión, que es difícil saber lo que valen, muestra sin embargo que una gran mayoría de chinos valoran lo realizado por el gobierno pues ha mejorado considerablemente sus condiciones de vida después de 1989, apreciando con ello más la estabilidad de lo existente que la libertad política. Por cierto, sabemos que la concepción de Partido-Estado sufrió un desplome en el caso Soviético, hoy no sabemos cómo puede terminar en el caso Chino.

Desde el ángulo económico la administración Trump ha dado claras muestras de bloquear la inversión de las empresas chinas en particular en las empresas americanas relacionados con nuevos sectores tecnológicos de la robótica o la inteligencia artificial aduciendo incluso razones de seguridad propias de la guerra fría. Cierto también las empresas chinas ponen serios obstáculos a la inversión de empresas americanas de alta tecnología.

La administración Trump ha dado pruebas que solo cree en las relaciones de fuerzas bilaterales con concesiones unilaterales a sus socios. Cuestión difícil de hacerlo con China con el cual Estados Unidos compite fuertemente en el campo de las nuevas tecnologías. Según el presidente Chino “los países desarrollados deben terminar de imponer restricciones sobre el comercio de productos de alta tecnología” ubicándose como defensor del libre comercio. Para la Unión Europea y Estados Unidos “a pesar de sus discursos China ha continuado imponiendo muy importantes barreras a la importación e inversión extranjera y a los movimientos de capitales, sin común medida con el acceso que pueden tener los grupos y productos chinos en los mercados americanos. Esto último no conlleva a que China pueda abrir a futuro una nueva fase de apertura comercial bajando aranceles en muchos productos entre ellos los automóviles extranjero en la medida que afirme su producción de autos eléctricos. De toda esta discusión parece claro que para China la búsqueda de obtener saldos comerciales positivos no es lo central toda vez que sus objetivos declarados claves es cerrar la brecha tecnológica con Estados Unidos.

Autor: Alexis Guardia / Fuente: El Mostrador

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