¿Podemos creer en lo que vemos?
27 de Septiembre de 2018 - Destacados
En círculos especializados se teme que la tecnología no esté preparada aún para detectar y combatir el próximo gran desafío: videos falsos con un grado de realismo que hasta confundiría al mismísimo Platón.
Mark Zuckerberg afirmó enfático en la última conferencia anual de desarrolladores, que nunca más su compañía se encontrará indefensa ante campañas de desinformación e intromisión como las que generaron provocadores rusos en su plataforma durante la campaña presidencial de 2016.
Sin embargo, Facebook, Twitter y You Tube se vieron en los últimos meses en la necesidad de reaccionar ante un peligro nuevo que no vieron venir, pero que ya se yergue como una nueva forma de desinformación en el horizonte: es lo que llaman “Deepfakes” y consiste en videos tan eficientemente adulterados y manipulados que engañan al ojo más avezado.
Se trata, según un profesor de la Universidad de Texas, “de una oportunidad que muchos van a adoptar cada vez más”. Plataformas como Facebook, You Tube y Twitter son las candidatas ideales para la proliferación, pero ninguna quiere hacer manifestaciones a la prensa (concretamente la CNN) ni dar nombres de los especialistas que contratan para desentrañarlos.
La palabra “deepfake” se refiere a la utilización de “deep learning” o aprendizaje profundo, que es el tipo de procedimiento por computadora que aplica el rostro y la voz de alguien a un video existente. Se los encuentra en los rincones más oscuros de Internet, donde algunas personas lo han usado para insertar los rostros de ex novias o de famosas a videos pornográficos.
Pero el portal BuzzFeed dio en abril una idea de lo que puede llegar a hacerse en el futuro cuando creó un video que mostraba a Obama supuestamente mofándose de Trump, pero en realidad la cara de Obama se había superpuesto a la del cineasta Jordan Peele usando tecnología deepfake.
Los deepfakes podrían llegar a ser un peligro mucho mayor que las fake news o noticias falsas y los memes fotoshopeados porque son muy difíciles de detectar y porque la gente – al menos hasta ahora – tiende a creer que el video es real. Y lo peor de todo no es que van a difundir desinformación sino que videos como esos van a convencer a la gente de que no pueden confiar en nada de lo que leen, escuchan o ven a menos que apoyen las opiniones que ya tienen.
Fuente: Mercado