Los mercados emergentes dependen cada vez menos de bancos extranjeros
11 de Marzo de 2019 - Destacados
Los principales mercados emergentes dependen menos del capital de los bancos extranjeros desde la crisis financiera mundial, lo que disminuye el riesgo de contagio cuando se producen crisis crediticias en otros lugares.
Sin embargo, el resto de los créditos otorgados por entidades extranjeras suele provenir de un grupo más reducido de países, lo que es una señal de alarma para algunas economías, particularmente en América latina, según una nueva investigación del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés).
Estas conclusiones son importantes dado el papel que desempeñaron los bancos extranjeros en ayudar a que se potencien el auge del crédito previo a la crisis y los derrumbes posteriores a la crisis en algunas economías emergentes.
El trabajo académico también menciona que los bancos del extranjero, particularmente los japoneses, colaboraron en la propagación de la crisis financiera asiática de 1997 desde Tailandia e Indonesia hasta Malasia y Corea del Sur cuando disminuyeron “drásticamente” sus préstamos. Ésta y otras crisis en mercados emergentes se intensificaron cuando las entidades bancarias del exterior retiraron su capital en tiempos de adversidad económica.
“Las pérdidas inesperadas en un país pueden llevar a los bancos a retirarse de otros países tomadores de crédito debido a que deben reestructurar su cartera de activos con el propósito de equilibrar los riesgos generales y cumplir las restricciones regulatorias”, dijo el año pasado el BIS, comúnmente conocido como el banco central de los banqueros centrales.
“La financiación local ha demostrado ser más estable en las crisis financieras, mientras que la financiación en moneda extranjera y transfronteriza ha sido menos estable”, explicó Bryan Hardy, economista del BIS y autor de la nueva investigación.
El análisis reveló que el crédito de los bancos extranjeros al sector privado no bancario en 17 de las principales economías emergentes aumentó considerablemente en el período previo a la crisis financiera mundial, de u$s 310.000 millones a fines de 2004 a u$s 1,47 billones a mediados de 2008.
Posteriormente, cayó a un nivel mínimo de u$s 1,26 billones a principios de 2009 y desde entonces ha aumentado modestamente hasta u$s 1,54 billones hasta el año pasado. Sin embargo, los préstamos otorgados por bancos nacionales y por “no bancos”, como los inversores de bonos, han aumentado mucho más rápido.
Como resultado, la dependencia de los bancos extranjeros -la proporción del crédito total que representan los bancos extranjeros- ha caído de un máximo de 28%, en el punto más álgido de la crisis financiera, a 19%.
La dependencia de los préstamos de bancos extranjeros se ha reducido notablemente en México, Polonia y Argentina, así como en Rusia.
Además, la composición del crédito bancario extranjero restante también probablemente haya mejorado. El BIS descubrió que los “créditos internacionales” -préstamos en moneda extranjera otorgados por subsidiarias de bancos extranjeros financiadas localmente- han disminuido en importancia más que los “créditos locales en moneda local”, es decir, los préstamos otorgados por esas subsidiarias en moneda nacional.
Estos últimos son “en general financiados localmente y, por lo tanto, pueden estar más protegidos de los acontecimientos en el extranjero”, dijo Hardy. Los préstamos en moneda nacional también pueden ayudar a evitar descalces cambiarios potencialmente desastrosos.
Sin embargo, la menor dependencia de los préstamos de bancos extranjeros ha tenido su propio precio, y los flujos de crédito restantes provienen de un grupo más reducido de países. El BIS descubrió que la concentración entre las entidades crediticias extranjeras -la porción del crédito externo proveniente de los tres principales sistemas bancarios, en general EE.UU., Reino Unido y Japón o España o Francia- disminuía en el período anterior a la crisis financiera.
Pero desde entonces subió mucho, algo que Hardy temía que hicieran las economías emergentes más vulnerables a una crisis bancaria en uno de estos países desarrollados.
El nivel de concentración es particularmente elevado en varias naciones latinoamericanas, como Chile, Colombia y Argentina, según el BIS. Los bancos de Bélgica, Alemania, Holanda y Suiza se han vuelto menos importantes en los mercados emergentes desde la crisis financiera, y los de Australia, Canadá, Japón y España los han suplantado en cierta medida.
El análisis país por país de Hardy sugiere que existe una clara relación entre el grado de dependencia de bancos extranjeros y el nivel de concentración de esos bancos.
Fuente: Cronista – Financial Times