“Köpskam” o “vergüenza de comprar”, la última tendencia para cuidar el medio ambiente

3 de Septiembre de 2019 - Destacados

Según las Naciones Unidas, la industria de la moda es responsable de alrededor del 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, un índice más alto que el total producido por el transporte aéreo y marítimo juntos. De ahí entonces, que el tema de la adquisición indiscriminada de prendas de vestir es el que está ahora en la mira de quienes están preocupados por la contaminación y que constantemente buscan maneras de disminuirla, aunque sea a nivel personal.

Es así como en Suecia, el país natal de la joven activista medioambiental Greta Thunberg, cada vez gana más terreno el “köpskam” o “vergüenza de comprar”, una tendencia que apunta directamente a dejar de adquirir ropa.

“La única manera de ser políticamente correcto en términos de medio ambiente es no comprar más ropa nueva”, sostiene el autor Fredrik Virtanen en el periódico Expressen. Y agregó: “No se puede ser seguidor de Greta Thunberg y al mismo tiempo comprar lo último en la industria de la moda”.

Ante esto, Virtanen se comprometió a pasar por lo menos un año sin comprar una sola prenda de vestir a excepción, eso sí, de calcetines.

Y como la compra de ropa nueva es cada vez más mal visto en Suecia, adquirir prendas usadas es lo que manda.

“Lo mejor que se puede hacer para comprar ropa de manera sostenible es ir en bicicleta a la tienda de segunda mano”, asegura Malin Wennberg, de Mistra Future Fashion, uno de los programas de investigación de moda sostenible más grandes del mundo.

La insostenible “moda rápida”

De acuerdo a un informe reciente de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la industria de la moda utiliza unos 93 millones de metros cúbicos de agua al año, lo suficiente para satisfacer las necesidades de cinco millones de personas.

El modelo de negocio dominante es la “moda rápida”, que consiste en ofrecer constantemente nuevas colecciones a precios bajos, lo que anima a los consumidores a comprar y desechar ropa en poco tiempo.

“Si continuamos con este enfoque, la expectativa es que las emisiones contaminantes de la industria de la moda crezcan casi un 50% para 2030″, advirtió Elisa Tonda, directora de la Unidad de Medio Ambiente y Consumo y Producción de la ONE.

Sin embargo, aún queda algo de esperanza, ya que tanto consumidores como empresas están cada vez más conscientes del impacto negativo que tiene la industria de la moda en el medio ambiente. De hecho, durante la última cumbre del G7 celebrada el pasado fin de semana en Biarritz, Francia, 32 firmas se unieron en un “pacto de moda”, en el que establecieron diferentes niveles de acción para reducirlo.

Fuente: Emol

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